jueves, 5 de mayo de 2016

El regalo de Fedra



'La sexualidad y su implicación social en el entramado de la historia y de la realidad'
                                                                                                                                                                 


Uno de los elementos más significativos de ‘El amor de Fedra’ es la brutalidad sexual que mueve a los personajes y la falta de adecuación de dichos comportamientos a los parámetros sociales. 

Hipólito es un príncipe que, como Siddharta, le pide más al mundo de lo que este puede ofrecerle. Pero a diferencia del otro, que va en busca de su espiritualidad, este se consagra al vicio mundano; orgías, incestos, pansexualidad… en su intento fallido de encontrar el sentido último, Hipólito se refugia en un circulo vicioso que alimenta su hastío; intenta salvarse mediante una sexualidad descarnada y lo único que consigue es incrementar su apatía. 
Los vínculos sexuales y la forma en que culminan dichas relaciones conforman un entramado interesante, pues todos en la familia están conectados y todos son víctimas de dicha conexión. El texto, que aparentemente puede parecer una oda al libertinaje, en realidad nos advierte de la necesidad de darle un sentido a la sexualidad para evitar el abandono y el despecho libidinoso, que es precisamente lo que ocurre con Hipólito y lo que conduce al climax de la escena final. Todos mueren, en definitiva, por esto. 

Sin embargo, esto no convierte la obra en un texto puritano al estilo ‘Sodoma y Gomorra’ que intente adoctrinar mortificando el deseo y anticipando el castigo, ya que dicha concepción estaría desfasada hoy en día, pues un arte al servicio del hombre no puede obviar la evidente importancia orgánica del sexo en la raza humana y los trastornos y conflictos que la sexualidad produce en las personas; no es que la sexualidad tenga una implicación social en la historia, es que la historia es sexualidad en todas sus formas. 
Al ser animales, los hombres obedecen instintos que se revelan con tal fuerza que enmascaran la razón. 

Y es este el impulso que empuja a Fedra hasta el pantalón de Hipólito y a este lo conduce a acostarse con su hermana, que también consuma con Teseo que, completando el círculo, es el marido de Fedra. 

En suma, la obra es una especie de caricatura de un mundo interconectado por impúdicas relaciones sexuales que espera ansioso el juicio final que otorgue, por fin, un sentido a la vida, como ya lo hizo Meursault en ‘El extranjero’, como lo hace el Hipólito de Sarah Kane. 


‘Buitres. Si hubieran podido existir momentos como este.’

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